lunes, 29 de noviembre de 2010

Orientación, esa gran desconocida

El pasado fin de semana realicé mi debut en una disciplina un tanto desconocida para el público general, pero que combina carrera con naturaleza y mucho cálculo mental. Me refiero a la orientación deportiva.
Para aquellos que no sepan de qué hablo, he aquí una breve (a la vez que burda) introducción a la disciplina:

"Llegas a la línea de salida sin saber qué recorrido te espera. Cuando queda 1 minuto para que salgas (se hace tipo contrarreloj, un corredor cada x minutos), te dan un mapa en la que se marcan una serie de puntos de control por los que has de ir pasando en el recorrido a meta. En cada punto de control hay una base eléctrónica sobre la que pones una pinza electrónica en la que se registra tu tiempo de paso. El recorrido no existe, es el que cada corredor considere ideal a la vista del mapa proporcionado y de la única ayuda que se permite: una brújula."

El verdadero reto de esta disciplina no es correr más rápido que el otro como pueda pasar en carreras en ruta, sino el saber interpretar el mapa sobre la marcha y elegir la ruta adecuadamente. Aunque los mapas son bastante detallados y proporcionan una información bastante precisa de cualquier accidente del terreno, es muy difícil 'leerlo' mientras corres por en medio del monte entre ramas y raíces a un ritmo similar al de una carrera a pie, ya que estás más pendiente de no dar un mal paso y torcerte el tobillo o, ir de narices al suelo.

Volviendo al primer párrafo del artículo, este fin de semana se celebraba el campeonato autonómico en la población de Gilet. Coincidiendo con dicho campeonato, se celebraba también el campeonato universitario. Dicho campeonato constaba de dos pruebas: la primera, el sábado por la tarde, era una carrera de orientación urbana por las calles del mencionado pueblo, mientras que la segunda, el domingo por la mañana, era una carrera por una zona forestal a un par de kilómetros del pueblo, junto al monasterio del Santo Espíritu. La dificultad de dichas pruebas era media, pues la categoría universitaria estaba equiparada a la categoría de iniciación roja.

En general, las dos pruebas fueron bastante divertidas a la vez que un poco estresantes: no siempre es posible leer el mapa correctamente, sobre todo si llevas encima la presión de la competición. Por ello, he de decir que en la carerra del sábado cometí dos fallos bastante tontos, que me costaron un par de minutos, y el domingo cometí otro fallo casi infantil que me costó cerca de 10 minutos. Aun así, el sábado acabé 1º de mi categoría y el domingo 5º. No está mal para ser la primera vez que hacía una carrera de este tipo. Además, he comprobado que tengo bastante buena orientación y que puliendo algún defectillo podría ser competitivo en esta disciplina, pues si no hubiese cometido los mencionados errores y, substrayendo el tiempo que más o menos perdí, estaría en tiempos similares al del ganador de las categorías que corrían con el mismo mapa.

A ver si con la experiencia ganada esta semana la próxima vez consigo hacer una carrera con menos errores.

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