sábado, 11 de octubre de 2008

Round 24: Chinchilla

Nueva carrera en el calendario popular que, sinceramente, se ha ganado mi admiración. Y es que no es fácil configurar un recorrido por estas tierras que sea tan exigente como el que los chicos de Chinchilla han conseguido: una salida brutal con bajada a tumba abierta, un terreno intermedio de recorrido rompe-piernas inagotable, subidas con pendientes comparables a las del mítico Tourmalet, kilómetros de bajada donde demostrar la técnica de cada uno, y una llegada en alto que acaba con las ilusiones de cualquiera tras más de 10 kilómetros de sufrimiento…






Sin duda, esta es la descripción que debería incluir la organización en el cartel del próximo año, pues que ha quedado niquelada, jeje. A decir verdad, la carrera era dura. Dura porque por estas tierras manchegas no hay muchas cuestas donde entrenar. Dura porque era un domingo por la mañana a primera hora (y las cervezas del día anterior no perdonan). Dura porque es la carrera 24 del calendario, que ya acumula más de 300 kilómetros en las piernas de las audaces gacelas. Dura porque definitivamente ha cambiado el tiempo y el fresquete matutino quita las ganas de levantarse siquiera. Dura porque el viento en campo abierto no da tregua. Y dura, porque la gente no sabe regular el esfuerzo, y siempre pasa lo que pasa…

En fin, que la salida en bajada es una gozada sobre todo para calentar las piernas e ir quitándose de en medio a las gacelas más lentas de la manada. Pero al llegar al tramo que sigue tras el primer kilómetro, te das cuenta de que hay que templar los ánimos y empezar a dosificar las fuerzas. Y es que más de una gacela local lo comentaba: “… el final es una trampa bastante dura, hay que guardar fuerzas…”. Afortunado de mi que les hice caso y me dediqué del km 1 al km 5 (incluida la subida bestial de casi un kilómetro) a rodar a un ritmo medio y dejar que la gente se cebase con los repechos. Porque al llegar al km 6 comienza un terreno favorable que acaba en una bajada de más de dos km hasta el km 10 donde una persona que domine la técnica de la bajada (como yo, modestia aparte) puede conseguir buenas marcas y pasar a mucha gente: en ese tramo conseguí pasar a más de 50 personas y algunos de los que intentaron seguirme acabaron reventados en la cuneta. En cuanto a los tres últimos kilómetros, otro terreno de constantes subidas y bajadas que te dejan las piernas bonicas, y una subida final a la plaza del pueblo donde se demuestra la capacidad de dosificación de cada uno.

Resumiendo, una gran carrera (para mi la mejor junto a la de las Peñas de San Pedro) tan exigente como una media maratón, y un pueblo volcado que no paró de animar por la calles y por los caminos.

Ya tengo ganas de volver el año que viene.

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